Alzheimer y otras demencias

Alzheimer y otras demencias

La enfermedad de Alzheimer es la primera causa de demencia en la población. Supone entre el 50 y 70 % del total de las demencias. Solo en España, la padecen en torno a 600.000 personas.
Sin embargo, aunque se trata de la enfermedad neurodegenerativa más frecuente, no es la única.
Existen otro tipo de demencias (neurodegenerativas primarias, secundarias o mixtas) que implican un deterioro físico y cognitivo: de tipo frontotemporal, relacionada con cuerpos de Lewy difusos, vascular, asociada a tumores cerebrales o infecciones, hidrocefalia normotensiva, asociada a la enfermedad de Parkinson, ligada a Corea Huntington o la debida a la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, por ejemplo.
Todas estas demencias, al igual que el Alzheimer, provocan, en mayor o menor medida, daño cerebral, es decir: desorientación, pérdida de autonomía, dificultad para expresarse, etcétera.

La importancia del acompañamiento: sentir el apoyo

El diagnóstico de esta enfermedad, como el de otras demencias, supone un punto de inflexión no solo en la vida de la persona afectada, sino de todo su entorno.
La asimilación de esta nueva realidad requiere, en muchas ocasiones, el apoyo de profesionales especializados en psicológica aplicada, capaces de acompañar al paciente y a sus familiares en el proceso de asunción de nuevos hábitos y de gestión de las emociones.
El objetivo no es otro que garantizar y fomentar la calidad de vida de quien padece demencia, pero también de quienes son parte implicada como personas cuidadoras o acompañantes, durante el mayor tiempo posible.
Es evitar la aparición de riesgos asociados como la ansiedad, la depresión, la apatía, la fatiga y un largo etcétera que pueden instalarse en la vida del paciente y de su familia.
Para ello, es necesario abordar la situación desde una perspectiva de conciencia y adaptación, así como desde la capacitación, es decir, la asunción de herramientas y técnicas necesarias para sobrellevar el día a día y atender a la persona con demencia en las mejores condiciones posibles.
De hecho, la mayor parte de los cuidados que recibe una persona con Alzheimer o cualquier otra demencia provienen de familiares, y una parte muy pequeña, de servicios profesionales.

Cuidar de una persona con demencia

No es sencillo cuidar de una persona que padece una enfermedad neurodegenerativa, más aún cuando se trata de un familiar cercano.
Existe una primera fase, aquella que requiere la comprensión de la enfermedad y sus consecuencias a nivel físico o cognitivo. A esta hay que sumar la de asimilación, que tiene que ver con lo emocional, y la de preparación para una nueva forma de vida o para el apoyo al enfermo.

El acompañamiento a través en un proceso que implica el envejecimiento prematuro de esa persona enferma es costoso y requiere de un intenso trabajo de acercamiento, estimulación y refuerzo, además de cuidados básicos en la última fase de la enfermedad.
Así pues, los cambios que la demencia provoca son bruscos y afectan a quién va perdiendo autonomía, pero también a su familia, amistades, compañeros, etcétera, que no sólo han de adaptar su comportamiento o actitud, sino incluso el propio espacio físico.
En Ipace, somos muy conscientes de lo que significa asumir la enfermedad o el cuidado de los y las pacientes con demencia. Por esa razón, hemos organizado un curso informativo y formativo sobre el Alzheimer y otras demencias, que empieza el 15 de mayo en nuestra sede de Vitoria-Gasteiz y al que puedes apuntarte desde la página web de Ipace, email o teléfonos de contacto.
Queremos acompañarte en la convivencia con la enfermedad y el autocuidado emocional que requiere esta situación.

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